24 junio 2009

La Fiesta del Sol o El Inti Raymi (2da Parte)

El Intip-raymin en la colonia y en la actualidad.-
Los españoles llegaron al Cusco en 1533, en 1534 hicieron la fundación española a su manera, con reparto de solares y designación de sitio para su iglesia, iniciándose formalmente el proceso de dominicación, de mestización de sangre y de costumbres, la aculturación daba una nueva imagen a los pueblos. En estos momentos iniciales de la colonización, los nativos aún celebraban sus fiestas, muy a pesar de la prohibición de los advenedizos, porque no podía extirparse con algún bando edilicio, de la noche a la mañana, el sentir y el pensar de un pueblo, que tenía expresiones culturales y creencias religiosas enraizadas, lentamente elaboradas en centurias o acaso milenios.

Cristóbal de Molina "el chileno" dice que en abril de 1535, en tiempo que se cogían las mieses y sementeras, tuvo lugar en la ciudad del Cusco, la celebración de la Fiesta del Sol (-dice- que era común en todo el reyno) en presencia de los peninsulares, duró ocho días, en el curso de ella, los indios daban gracias a su dios Sol por la cosecha pasada y suplicándole que las futuras fuesen buenas. Pero la fiesta ya no tuvo por escenario la Plaza Mayor de la ciudad, ni el Coricancha, pues, los palacios de la plaza habían sido tomados por los españoles, y el Coricancha había sido depredado. La fiesta se realizó en un llano, que está a la salida del Cusco, hacia donde sale el sol, en amaneciendo, dice Molina, y agrega, que se llevaron al lugar todos los bultos de los adoratorios y los de mayor autoridad se pusieron bajo toldos de pluma muy ricos y bien obrados, y "hacían de esta toldera una calle, con ancho de treinta pasos", todos los concurrentes eran orejones, esto es de la nobleza cusqueña; y todos muy callados esperaron que saliera el Sol, y aún no había salido bien, cuando los concurrentes comenzaron a entonar canciones con gran orden y concierto de canto, moviendo un pie al compás, y como el Sol iba saliendo, más alto entonaban su canto. El cronista brinda detalles, que pueden servir de mucho a los libretistas que cada año organizan la rememoración de tan importante fiesta, en el Cusco actual.

Según avanzaban los años, los cristianos aposentados en las tierras del inca, fueron consolidando sus ideas, su religión, sus sistemas de explotación, pero los ritos antiguos se resistían a capitular. El virrey Toledo dictó disposiciones especiales para el adoctrinamiento de los naturales, implantando el Sistema de Reducciones, para agrupar a los naturales en derredor de una parroquia, debidamente empadronados; cada vez fue más drástica la prohibición del ejercicio del viejo culto incaico, hubo ofensiva permanente de catequizadores, después vendrían los extirpadores de idolatrías.
Desde la época de Toledo, el Intip-raymin fue reemplazado por la fiesta católica que en España tuviera más semejanza, y se introdujo el Corpus Christi con toda su fastuosidad; el impresionante desfile de momias, mallkis, wayqes y otras representaciones divinas, por la plaza principal de los incas, se reemplazó con la suntuosa procesión de santos y vírgenes, con bandas de músicos, bailarines y acompañamiento nutrido; los ayllus fueron reemplazados con las cofradías y hermandades; las estaciones rituales para descanso de las momias de los incas fallecidos, fueron reemplazadas con los altares dispuestos alrededor de la gran plaza.
Los Corpus cusqueños hasta hoy son mezcla de catolicismo y religión inca, que en el ámbito turístico constituye viva atracción por su tipicidad, e importante fuente etnológica; tan pronto un indio o mestizo está portando las andas del santo o vírgen de su parroquia, como está brindando la chicha a Apu Sallqantay.

Desde la época de Toledo, no hubo más Intip-raymin hasta 1944, en que un cusqueño, el Dr. Humberto Vidal Unda, consiguió implantar la ceremonia evocativa de la antigua fiesta del Sol; desde entonces, cada año se celebra la Semana del Cusco, teniendo como día central el 24 de junio, y como escenario, la explanada de Saqsaywaman.


Fuente: Autor: Víctor Angles Vargas, Libro "HISTORIA DEL CUSCO INCAICO" Tomo I.

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